En una noche vibrante en el Palau Blaugrana, el FC Barcelona logró una victoria histórica ante Valencia Basket por 108-102 en su debut como local en la Euroliga 2025-26. El marcador no solo reflejó un partido intenso, sino también un nuevo récord: el conjunto azulgrana firmó su mayor anotación en la historia del club en un encuentro de Euroliga en tiempo reglamentario.

El choque arrancó con un Valencia atrevido, dominando el ritmo y castigando con su acierto exterior. Barcelona, todavía ajustando su defensa, se vio obligado a remar desde atrás, pero poco a poco encontró la fluidez ofensiva que le caracteriza. Sin sus dos bases titulares, Juan Núñez y Nico Laprovittola, Joan Peñarroya tuvo que reestructurar la dirección de juego, confiando en la inteligencia y experiencia de Satoranský, quien respondió con una actuación magistral: 14 puntos, 5 rebotes, 7 asistencias y ninguna pérdida.

La clave, sin embargo, estuvo en la inspiración de Kevin Punter. El escolta estadounidense firmó 27 puntos y 7 asistencias, cargando con el peso ofensivo en los momentos más exigentes. Cuando Valencia se adelantó 85-88 a poco más de seis minutos del final, apareció la mejor versión del Barça: un parcial de 11-1 impulsado por Punter, Myles Cale y Jan Vesely devolvió el control del partido a los locales.

Valencia, pese al esfuerzo, no se rindió. Con porcentajes de élite —71 % en tiros de dos, 45 % en triples y más del 80 % desde la línea de libres—, los de Pedro Martínez mantuvieron la fe hasta el último minuto. Brizuela, exazulgrana, encendió las alarmas con un triple que redujo la distancia a 96-92, pero el Barça respondió con temple y acierto en los instantes finales.

El Palau celebró una victoria que refuerza el proyecto de Peñarroya y lanza un mensaje claro: este Barça tiene recursos, carácter y hambre. La profundidad del banquillo, la madurez de sus veteranos y la chispa de sus exteriores fueron los pilares de un triunfo que invita al optimismo.

Más allá del récord, la sensación es que el Barça mostró el enorme potencial que atesora en ataque, capaz de desbordar a cualquiera cuando conecta su ritmo y acierto. Sin embargo, también quedó claro que el equipo de Peñarroya necesitará alcanzar su máximo nivel competitivo para imponerse con solvencia ante los grandes rivales. La defensa dejó demasiadas dudas, con lagunas en las ayudas y errores de concentración que permitieron a Valencia mantenerse con vida hasta el final.

El estreno en el Palau dejó una mezcla de ilusión y advertencia: el Barça tiene pólvora para luchar por todo, pero aún debe ajustar su consistencia atrás si quiere convertir el espectáculo en victorias sólidas a lo largo de la Euroliga.