Joan Peñarroya afrontó con una de las noches más tensas que se recuerdan en el Palau Blaugrana. Tras la derrota ante el Real Madrid (92–101), el técnico del Barça reconoció las carencias de su equipo —“nos ha faltado dureza y energía desde el inicio”— y asumió el malestar de la grada, que estalló con gritos de “Cubells dimissió” y una sonora pañolada. “El público es soberano”, sentenció Peñarroya, consciente de que el divorcio entre la afición y la sección es ya una realidad que va mucho más allá del marcador.
Por Redacción PickandRollTV
La noche del viernes en el Palau Blaugrana no solo dejó una nueva derrota ante el Real Madrid (92–101). También marcó un punto de inflexión en la relación entre la grada y la sección de baloncesto del Barça. El público, que llenó el coliseo con 7.294 aficionados, empujó durante gran parte del partido, pero acabó explotando entre pañuelos, pitos y gritos de “Cubells dimissió” que resonaron ante la mirada perpleja de Joan Laporta.
Y mientras el Palau ardía, Joan Peñarroya daba la cara en rueda de prensa con un discurso sereno, autocrítico y consciente del momento delicado que atraviesa el equipo.
Preguntado por las protestas desde la grada, Peñarroya fue directo:
“El público es soberano. No entraré a valorar si las críticas son justas o no, pero tienen todo el derecho. Está claro que no es una situación cómoda para nadie.”
El técnico azulgrana asumió la tensión que se respira en el entorno culé y aseguró que su único enfoque pasa por el trabajo diario: “Mi labor es centrarme en que el equipo mejore cada día. No hay otra.”
En su análisis del partido, Peñarroya reconoció que el Barça volvió a salir mal:
“Hemos estado blandos en defensa. El Madrid ha tenido mucho acierto, pero eso forma parte del juego. Nos han dominado físicamente y deberíamos haber sido más duros en el uno contra uno.”
El entrenador admitió que el Real Madrid impuso su ley desde el primer cuarto y que el Barça fue a remolque durante todo el encuentro. “El equipo ha mostrado corazón y deseo, pero eso no basta ante un rival tan fuerte y con tanto talento”, lamentó.
Sobre la evidente superioridad física del conjunto blanco, Peñarroya fue claro:
“Ellos son más fuertes y grandes que nosotros, pero debemos encontrar otras herramientas. No podemos competir de tú a tú solo con músculo; tenemos que ser más agresivos y jugar con inteligencia.”
A pesar de todo, quiso destacar el esfuerzo de sus jugadores: “A falta de tres minutos tuvimos un triple para ponernos a siete. El equipo lo intentó, pero no fue suficiente.”
El técnico también habló sobre el momento más tenso del banquillo azulgrana, la técnica y quinta falta a Satoransky:
“Me indignó porque no era falta. Le pitan la técnica de inmediato y eso le cuesta la cuarta y la quinta. Es un castigo muy grande. Era una jugada importante y nos ha perjudicado.”
Sobre la sensación de pérdida de credibilidad ante la afición, Peñarroya reconoció la dificultad del contexto:
“No puedo luchar contra eso. Me centro en mi trabajo y en sacar lo mejor de los jugadores. Si pienso demasiado en lo externo, no nos ayudará a competir mejor el próximo partido.”
El técnico cerró su comparecencia con un mensaje de responsabilidad y autocrítica:
“Ahora toca digerir la derrota y estar fastidiados, como estamos todos. Nos espera una nueva prueba en menos de 40 horas y espero un paso adelante en mentalidad y energía.”
El Barça no solo perdió un Clásico; perdió, quizá, un poco más de conexión con su gente. El Palau, antaño un fortín, se ha convertido en un termómetro del descontento. La frase de Peñarroya —“El público es soberano”— resume el sentir de una noche en la que el baloncesto quedó en segundo plano y el enfado fue el verdadero protagonista.
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