El Palau se reencontró con un Barça valiente, intenso y decidido a recuperar su identidad. Clyburn acaparó los focos y Orellana cerró su breve etapa con un balance impecable en una noche que refuerza la confianza azulgrana a la espera de la llegada de Xavi Pascual.
El Barça puso el broche perfecto a la breve pero intensa etapa interina de Óscar Orellana con una nueva victoria trabajada y estimulante frente a Baskonia (91-83). Tres partidos, tres triunfos y un equipo reconciliado con su identidad: ese es el legado que deja el técnico antes de entregar el timón a Xavi Pascual, que asumirá de forma oficial el banquillo blaugrana este lunes. Y si alguien simbolizó la noche, ese fue Will Clyburn, autor de 24 puntos en apenas 20 minutos, desatando al Palau con una actuación de líder absoluto.
Pese al desgaste del duelo continental ante el Virtus, el Barça arrancó sólido, con Vesely marcando territorio y Punter encontrando ritmo exterior. La defensa colectiva sostenía la ligera ventaja inicial, pero el equipo azulgrana fue perdiendo consistencia con el paso de los minutos. Luwawu-Cabarrot apareció como el gran argumento vitoriano en el primer acto, castigando desde la media distancia para igualar el choque (19-19).
El segundo cuarto mostró a un Barça más irregular: buena circulación bajo la dirección de Laprovittola, pero poco acierto y desajustes defensivos que permitieron a Baskonia mantener el control. Luwawu-Cabarrot continuó como referencia y las apariciones de Howard y Diakité apuntalaron el 39-43 con el que se llegó al descanso.
Tras el paso por vestuarios, emergió otro Barça. La reacción —marca de esta semana de reconstrucción— fue inmediata: parcial de 10-2, Palau encendido y Baskonia obligado a parar el juego (49-45). Desde ahí, el impulso azulgrana no se detuvo. Brizuela abrió el campo desde el perímetro y Clyburn elevó el nivel ofensivo hasta disparar al equipo a un 67-55 que cambió el guion del partido.
El conjunto de Galbiati no se rindió y elevó la intensidad física para apretar el marcador hasta un 78-75 que puso incertidumbre al desenlace. Sin embargo, el Barça respondió con madurez: la jerarquía de Shengelia frente a uno de sus ex equipos, el liderazgo de Satoransky y el oficio interior de Vesely devolvieron el control a los locales. En el cierre, dos mates y un triple de Clyburn certificaron la victoria y desataron la euforia en el Palau (91-83).
Orellana cierra su breve etapa con un impecable 3/3, devolviendo la confianza, el orden y la cohesión al vestuario. El Barça llega así reactivado y con el ánimo renovado al momento que marca un nuevo punto de partida: la era Xavi Pascual, que comienza este lunes con un equipo en clara línea ascendente.
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