En la semana de Halloween, el Palau Blaugrana vivió una noche de suspense que terminó en alivio. El Barça sufrió, reaccionó y acabó venciendo al EA7 Armani Milan por 74-72 en un final de infarto. Con Clyburn como líder y una defensa decisiva en la última jugada, los de Peñarroya firmaron una nueva victoria en Euroliga y recuperaron confianza tras días de incertidumbre.
En la semana de Halloween, el Palau Blaugrana vivió una historia de suspense que se resolvió en el último segundo. El Barça sufrió, resistió y acabó ganando por 74-72 al EA7 Emporio Armani Milán en una noche que combinó susto, tensión y finalmente alivio. El desenlace fue feliz, con la bocina sellando una victoria que vale más por su carga emocional que por su brillantez, pero que permite al equipo de Joan Peñarroya encadenar dos triunfos seguidos en la Euroliga por primera vez esta temporada.
El duelo comenzó con mal pie para los azulgranas. Cinco ataques errados consecutivos y un parcial inicial de 0-7 hicieron presagiar una noche complicada. El conjunto italiano, guiado por Shavon Shields y Devon Booker, impuso su ritmo y aprovechó las imprecisiones locales. Dunston dominaba bajo el aro, mientras el Barça no encontraba claridad ofensiva. El primer cuarto se cerró con un 14-19 que reflejaba las dudas de los de Peñarroya.
El segundo parcial tampoco arrancó bien, con Brooks castigando desde el perímetro hasta elevar la renta visitante a ocho puntos (14-22). Pero el orgullo blaugrana apareció cuando más lo necesitaba. Shengelia dio un paso al frente y, junto a una chispa de energía defensiva, logró reducir diferencias. Pese a ello, el Milán parecía tener el control tras un triple de Ricci que puso el 30-41. Justo antes del descanso, dos triples providenciales de Norris y Clyburn cambiaron la inercia. El 36-41 al intermedio devolvía la esperanza y el aliento al Palau.
La reacción se consolidó en la reanudación. Punter, más acertado, y un Clyburn en crecimiento lideraron el ataque blaugrana. Satoransky y Shengelia se sumaron a la remontada, y con un triple del checo el Barça se puso por delante por primera vez (57-56). El Palau rugía, consciente de que el partido había cambiado de manos. Milán resistió con un Bolmaro inspirado, pero el tercer cuarto se cerró con un 64-61 que dejaba todo abierto.
El último acto fue una batalla de nervios. Durante seis minutos apenas se movió el marcador (3-4), hasta que Clyburn y Shengelia asumieron la responsabilidad en los momentos calientes. Con el 73-69 a 27 segundos del final, el Barça parecía tenerlo controlado, pero un triple relámpago de Brooks devolvió el miedo. La última posesión italiana, con Shields buscando el triple ganador, se estrelló contra la defensa culé y el Palau exhaló al fin.
Clyburn fue el máximo anotador con 17 puntos, seguido de Vesely con 14, pero más allá de las cifras destacó la intensidad colectiva en los momentos decisivos. “Tenemos muchos veteranos que saben cómo ganar partidos ajustados”, resumió Clyburn tras el encuentro. La victoria no despeja todas las dudas, pero sí reafirma el camino de un Barça que necesitaba sentirse competitivo y, sobre todo, reconectado con su público.
El Palau, que durante semanas había sido escenario de frustración y dudas, celebró esta vez con alivio. El Barça sobrevivió al miedo, exorcizó fantasmas y encontró, al menos por una noche, la calma después de la tormenta.
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