El Barça se derrumba en Girona (96-78) y la etapa de Joan Peñarroya llega a su fin | Bàsquet Girona 96-78 Barça J6 LigaEndesa

Fontajau asistió al naufragio definitivo del Barça de Peñarroya. Sin energía ni respuestas, el conjunto blaugrana fue superado con claridad por un Girona inspirado (96-78), en un encuentro que precipitó la destitución del entrenador egarense.

El Barça tocó fondo en Fontajau. En un mediodía cargado de tensión y ruido, el equipo de Joan Peñarroya fue arrollado por un Bàsquet Girona desatado (96-78) en una nueva demostración de que el conjunto blaugrana ha perdido el control de su destino. El partido, que debía servir para frenar la sangría de resultados, acabó convirtiéndose en una nueva herida que pocas horas después desembocó en la destitución del técnico egarense.

El Barça ya no compite. Esa es la sensación que dejó un encuentro en el que el equipo fue superado en energía, en intensidad y, sobre todo, en identidad. El Girona, mucho más reconocible, jugó con una convicción que hace semanas no se ve en el cuadro azulgrana. El resultado —96-78— fue tan contundente como el mensaje: el proyecto de Peñarroya se había agotado.

Un espejismo inicial y un derrumbe prematuro

Durante los primeros compases, el Barça pareció querer mandar. Un 2+1 de Vesely (3-8) dio la impresión de un equipo dispuesto a imponer jerarquía. Pero fue solo un espejismo. En cuanto el Girona subió líneas y aceleró el ritmo, el Barça se desmoronó.

El parcial de 16-2 que encajó el conjunto culé entre el minuto cinco y el diez (de 3-8 a 19-10) marcó el tono del encuentro. Vildoza fue el detonante con nueve puntos seguidos y, desde entonces, el Barça desapareció del partido.

Peñarroya pidió un primer tiempo muerto, pero su equipo siguió sin reacción. Busquets y Needham castigaban desde el perímetro, mientras Livingston II y Geben dominaban el rebote. El primer cuarto terminó con un sonrojante 30-18, el tercero consecutivo en el que el Barça encajaba más de 30 puntos en el primer periodo —algo que ya había ocurrido ante UCAM Murcia y Real Madrid—.

Un equipo roto: sin defensa ni respuesta

El segundo cuarto confirmó lo peor: el Barça no solo no remontaba, sino que seguía desdibujado. El Girona necesitó casi cuatro minutos para anotar, pero los de Peñarroya fueron incapaces de aprovecharlo. Se quedaron en el 30-22, y en cuanto los locales recuperaron el acierto, el marcador volvió a romperse.

Los triples de Needham y Livingston II ampliaron la brecha hasta el 35-22, y el Barça, perdido entre errores y gestos de frustración, se marchó al descanso con una diferencia preocupante (47-33).
El dato lo decía todo: solo 2/10 en triples y 2 rebotes ofensivos al descanso. Clyburn no había anotado y Shengelia ya sumaba cuatro faltas personales.

Mientras Fontajau rugía, el banquillo del Barça se hundía en el silencio. No había liderazgo, ni en la pista ni en el cuerpo técnico. Peñarroya, que lo intentó todo —zonas, defensas mixtas, cambios de ritmo—, no encontró una respuesta.

Fontajau, un volcán; el Barça, una sombra

La segunda mitad fue un castigo. El Girona salió a devorar el partido. Needham abrió el tercer cuarto con un triple (52-35) y Busquets, que firmó una actuación sensacional (18 puntos y 20 de valoración), amplió la renta hasta los 19 puntos (56-37).

El Barça estaba noqueado. Cada acción del Girona encontraba premio, cada error azulgrana multiplicaba la frustración. El marcador alcanzó los 20 puntos (64-42) y después los 23 (67-44) con un triple de Vildoza que levantó a todo Fontajau.

El tercer cuarto terminó 77-54, y ya no hubo partido. El último periodo solo sirvió para maquillar algo el marcador con triples de Brizuela y Punter, pero la diferencia siguió siendo abismal. El público celebraba una victoria histórica, mientras los jugadores del Barça caminaban con la mirada perdida.

Una crisis sin precedentes recientes

El Barça acumula más derrotas que victorias en lo que llevamos de curso. El equipo ha perdido el rumbo, la chispa, la identidad y el alma. Y, sobre todo, la confianza. Los errores se repiten jornada tras jornada, sin señales de mejora.

Las pañoladas del Palau en el último partido de Euroliga ya habían marcado un punto de inflexión. En Girona, la imagen fue aún peor: un grupo desconectado, sin energía y con el lenguaje corporal de un equipo derrotado.

El balance en la Liga Endesa (2-4) iguala al del propio Girona, que lucha por la permanencia, mientras el Barça debería estar compitiendo por el liderato.

El final anunciado

Instantes después del partido, la situación estalló. En los pasillos de Fontajau se produjo una reunión de urgencia entre los máximos responsables del baloncesto blaugrana —Josep Cubells, Juan Carlos Navarro, Mario Fernández, Jordi Trias y Audie Norris—, según informó Dani Aguilà (RAC1).

La decisión se hizo oficial a las 19:00h:
“Joan Peñarroya deja de ser entrenador del FC Barcelona. El Club quiere agradecerle su profesionalidad y desearle muchos éxitos en el futuro.”

Peñarroya, que llegó al banquillo azulgrana en el verano de 2024 para relevar a Roger Grimau, se marcha tras poco más de una temporada marcada por la irregularidad. Con una plantilla descompensada y una planificación discutible, el técnico egarense no consiguió consolidar un proyecto que fue perdiendo solidez con el paso de los meses. No toda la responsabilidad debería recaer sobre él: las carencias estructurales y los errores de construcción del equipo también apuntan a la dirección deportiva, y al directivo responsable de la sección. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, la salida del entrenador acaba siendo la solución más rápida, aunque no necesariamente la más justa.

El técnico asistente Òscar Orellana asumirá el mando de forma interina mientras el club busca un nuevo entrenador que devuelva al Barça estabilidad y competitividad.

Un equipo sin rumbo

El Barça no solo pierde partidos; ha perdido el alma. La plantilla parece bloqueada, sin líderes en la pista ni respuestas desde el banquillo. Los problemas defensivos se acumulan, el ataque carece de fluidez, se depende en exceso del talento individual de los de siempre, muy poco juego colectivo, se aporta muy poco desde la segunda unidad y la confianza simplemente se ha evaporado.

El relevo en el banquillo era inevitable, pero no resuelve por sí solo los males del equipo. El reto ahora es más profundo: reconstruir una estructura emocional y competitiva que ha quedado al descubierto en apenas seis jornadas de Liga Endesa y un inicio irregular en Euroleague.

La era Peñarroya ya es historia. Lo que queda por escribir será si el Barça encuentra, a tiempo, la manera de salir de su laberinto.

Esto no para, y tras la destitución de Joan Peñarroya, el Barça busca sustituto para encauzar la temporada. Xavi Pascual aparece en todas las quinielas como el principal candidato para asumir el cargo. El técnico catalán, libre tras su salida del Zenit de San Petersburgo, es la opción preferida según coinciden varios medios. Mientras tanto, el asistente Òscar Orellana dirigirá al equipo de forma interina.

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