En uno de los partidos más pobres que se recuerdan en la era moderna del club, el Barça fue aplastado por un Unicaja disciplinado y ambicioso. La decepcionante imagen de los azulgranas en el Palau provoca la indignación de una afición que ya perdió la ilusión y ahora empieza a perder la paciencia.
El Palau Blaugrana vivió este viernes una de esas noches que se clavan como una espina en la memoria del aficionado. No por la épica, ni por la emoción, ni por el carácter que exige un partido de playoff. Todo lo contrario. El Barça Basket firmó una actuación sonrojante, desconectada, vacía, ante un Unicaja que no perdonó y se llevó el segundo punto de la serie (59-81), dejando al borde del precipicio a un equipo que ayer se presentó sin alma y a una afición harta de lo que está viendo.
El resultado es duro, pero aún más lo es la imagen. El conjunto de Joan Peñarroya mostró una desconexión alarmante desde el salto inicial. Sin intensidad, sin ideas, sin liderazgo en pista ni en el banquillo. Como si el peso de la camiseta ya no intimidara, como si los fantasmas de otra temporada fallida se hubieran instalado definitivamente en el vestuario.
Unicaja, con la solidez que ha demostrado durante toda la campaña, no necesitó un partido perfecto. Le bastó con jugar a su nivel en ambos lados de la cancha. Destacaron Kendrick Perry, Tyson Carter y Olek Balcerowski para tumbar, y de qué manera a un Barça desdibujado. A medida que pasaban los minutos, el marcador crecía y con él la desesperación de la grada.
El Barça ni siquiera tuvo capacidad de reacción. Fallos clamorosos en ataque, pérdidas sin sentido y una actitud apática que provocó una desconexión total con su afición. El Palau, que al principio empujaba con esperanza, terminó rindiéndose al silencio, interrumpido sólo por los pitos en los tiempos muertos y al final del encuentro. El mensaje fue claro: el “basta ya” resuena con fuerza.
Con este 1-1, la eliminatoria viaja a Málaga, donde pese a estar la serie igualada, la sensación es que esta victoria para Unicaja puede tener un valor doble, anímicamente unos van hacía arriba y los blaugranas… Veremos como se reponen de cara al partido de mañana. El Barça, deberá mirar al espejo y preguntarse en qué momento perdió su identidad. Más allá de la derrota, lo preocupante es la falta de carácter, la ausencia de una idea reconocible y el hartazgo de una afición que siente que este equipo ya no le representa.
Una noche negra en el Palau. No por perder, sino por cómo se ha perdido. Y porque, quizá, simboliza el fin de un ciclo, si es que ese ciclo empezó alguna vez desde la salida de Sarunas Jasikevicius.
59 – Barça (17+18+13+11): Satoransky (4), Punter (12), Anderson (2), Parker (7), Fall (9) -quinteto inicial- Brizuela (7), Abrines (0), Hernangómez (7), Parra (11), Villar (0), González (0) y Keita (0).
81 – Unicaja (26+18+21+16): Perry (15), Carter (14), Barreiro (0), Ejim (4) y Kravish (2), -quinteto inicial- Díaz (0), Balcerowski (14), Tillie (10), Dedovic (7), Pérez (7), Kalinoski (5) y Taylor (3)
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